Amarula en mano, sin pucho ya. Lo dejé. Ahora me atraco con otras cosas. Pensamientos, por ejemplo.

Y mejor largar... mejor dejarlos salir... mejor evitar exceso de pensamientos. De pensar boludeces, por sobre todo. De pensar, bah.

Mi Diario Intimamente Publico.

Sos testigo de mi raye. Si lo creés necesario, sugerime un psiquiatra, que no me ofendo. Vamos viendo.


miércoles

Catalina où Amélie: Un amour du cinéma ....


Era imposible imaginar que se irían a cruzar justo ahí. Ni ella sabía que ése era el Café de los Dos Molinos, el de Amelié Poulain. Y mucho menos tenía idea de que él, era él.

Catalina almorzaba algo que estaba en el menú y que no tenía muy en claro que era, y él la desmenuzaba con la mirada… desde lejos, desde una mesita inocente, y con un café entre las manos, la desarmaba de sólo mirarla… y ella lo advertía, y se sonrojaba, y le quitaba los ojos para no encenderse a plena luz del día.

De pronto lo perdió de vista, los ojos negros habían desaparecido, y al ver que Sofiane ya no estaba, y con el triste pensamiento de que no volvería  a verlo, se retiró del café para volver a sentir su mirada en la nuca; porque claro, ahí estaba él, no se había ido, estaba simplemente esperando a mitad de la calle, a que ella saliera, para naturalmente, perseguirla…  

Un  mapa desplegado en el medio de la calle, cual doncella extraviada, fue la invitación suficiente que él necesitaba para convertirse en su guía turístico personalizado durante cuatro días, para acompañarla a recorrer París, desde lo más íntimo…

Es muy difícil explicar lo que Cata sentía estando con Sofiane, recorrer la Avenida de los Campos Eliseos a su lado, hablar en un francés, inglés, castellano, una mezcla rara casi incomprensible, que venía a tomar sentido luego con una sonrisa y un beso cargado de dulzura.

Era su historia de amor en París. Era su príncipe, su amor, era el que vino a acompañarla en esos cuatro días, era el que se entregó en cuerpo y alma a ella, era el que la miraba y la derretía, y era el que se dejaba encantar por la sonrisa que ella le regalaba.

Un beso francés al pie de la Torre Eiffel, un Bonne nuit mon amour, je suis amoureux de toi.  Un Je t aime y un Arrevoir

Las historias más bellas, son  las mas fugaces, y si son Francesas, mucho mejor…





✫*”°•.ƸӜƷ✫ Boun nuit mon amour... mon coeur est avec vous... ✫”*°•.ƸӜƷ✫

2 comentarios:

porquepodemos dijo...

sacre bleu!!!

carmeloti dijo...

Me gustó mucho, además entre en esa fase que el amor es dulce y emotivo, tengo la musica de Edith Piaf, el corazón curado y la certeza que aparecerá ese principe y volveré a decir... mon amour.