Amarula en mano, sin pucho ya. Lo dejé. Ahora me atraco con otras cosas. Pensamientos, por ejemplo.

Y mejor largar... mejor dejarlos salir... mejor evitar exceso de pensamientos. De pensar boludeces, por sobre todo. De pensar, bah.

Mi Diario Intimamente Publico.

Sos testigo de mi raye. Si lo creés necesario, sugerime un psiquiatra, que no me ofendo. Vamos viendo.


jueves

Por amor a Carmina

Hace un tiempito que no me pongo a escribir.
No es falta de ganas, o de inspiración, o que no me quedan historias por contar, porque… historias siempre hay. Una tras otra se van tejiendo cada día, invitándome a aporrear las teclas de mi lap, para dejar huella escrita de las vicisitudes de corazones ávidos. Les he traido historias propias e historias ajenas. En su mayoría tristes, y alguna que otra feliz he rescatado. Les acerqué deseos, esperanzas, rencores, desamores, reencuentros, pasiones. Y como las historias me siguen, y me persiguen, nobleza obliga, siento que debo hacer una nueva entrega. Hoy vuelvo a contarles de ella. La que más las pasó. La que más lloró, o al menos la que lloró con más razones que el resto. Le debo estas letras, a ella y a él. Nunca más merecidas se las tienen. No quisiera adelantarme a nada, ni hacer demasiadas conjeturas porque él suele leerme, y temo decir palabras inadecuadas, sin embargo, tengo la convicción, y él estará de acuerdo, de que si el destino es el encargado de mover los hilos, es un excelente titiritero. Le puso en escena las novelas más dramáticas, y la mezcló con los personajes más entreverados. Enredó los hilos de su vida hasta hacer unos nudos casi imposibles de deshacer. La sacudió, la elevó, la hizo girar en el aire y la hizo caer de un porrazo. Le mostró un poquito de felicidad y se la arrebató. La ilusionó tantas veces…. Le desilusionó otras tantas. Precavida pero dispuesta, esperando el pecho más cálido para descansar en los momentos más complejos, y la risa más melódica para hacer con la suya el sonido perfecto. Reitero, no quisiera adelantarme. Sin embargo, al verla así de feliz, así de sorprendida, así de mágica, no puedo evitar imaginarla en ese estadío y a su lado por el mayor tiempo posible. Él, tan simple y tan dispuesto a amarla. Y ella, tan radiante, tan auténtica, tan querida. Dudo que el destino siga haciéndola pasar por nefastos avatares.
Creo que al fin Carmina, está viviendo la historia del final feliz…

2 comentarios:

Unknown dijo...

me guusta lo que he leiido!
te sigo :)

carmeloti dijo...

Carito como ves hoy estoy aqui con tus letras y tus historias, porque se parece a la mia, pero en mi caso no está teniendo un final feliz, será por mi o será por el, y como carmina yo he llorado y pasado noches de deseperanción de tristeza, de pena y de rechazo, que podría clasificarlas por modelos, colores y sabores...